Hemos Probado: El parque acuático Isla Fantasía

Tuve la oportunidad de hacer una salida a Isla Fantasía, un parque acuático a las afueras de Barcelona. Una comprobación rápida de la previsión meteorológica y no hacía falta pensárselo. 27 grados, soleado, sin una nube en el cielo, el día estaba programado y lo único que faltaba por hacer era llamar a los amigos para que se apuntaran al plan.

La salida está organizada por Julià Travel, que dispone de servicio de autocar gratuito al parque acuático de Barcelona. Llegar hasta allí es más fácil de lo que imaginaba. No necesitas comprar la entrada por adelantado, sino que pagas el mismo día.

Después de subir al autobús, sorprendentemente vacío para una calida mañana de Junio, un representante de Illa Fantasía se acerca y nos da un ticket, y anota lo que tenemos que pagar en taquilla. Solo 20 minutos más tarde después de un corto trayecto bordeando la costa, llegamos al parque acuático de Barcelona.

Pagamos la cantidad anotada en el ticket, y entramos al parque para buscar las taquillas. La diversión ya podía comenzar.

Empezamos por la parte inferior de la nueva Zona del barco pirata. Está diseñada para que los niños jueguen y allí estábamos rememorando nuestros tiempos mozos, así permanecimos durante un tiempo hasta que el gigantesco cubo de agua se volcó sobre nosotros. Desde allí probamos los toboganes más cercanos, como el Kamikaze pura emoción y Aguamania para una caída ligeramente sorprendente.

Después fuimos al supertobogán, uno de los anchos azules que te hace girar sin control. Luego llegó el momento de formar pareja, ya habíamos recogido el doble flotador gigante y nos dirigimos hacia las escaleras de la Bitour, un tobogán no muy pronunciado pero sin duda emocionante porque te balancea, a veces parece que puedes sobrepasar el borde.

A continuación, nos dirigimos al otro lado del parque y allí pasamos la mayor parte del día. De nuevo había grandes toboganes azules, llamados Megatous y eran mucho más pronunciados que los otros. A su lado estaban los Rapids, que son básicamente una variante de un kamikaze, aunque a medida que te deslizabas por ellos, ¡volabas en el aire un par de veces!

La piscina de olas esta justo al lado de estos toboganes, por lo que íbamos cambiando la emoción de los toboganes, con tomar el sol junto a la piscina, y con sentirnos excitados como niños cada vez que la sirena avisaba de que las olas estaban a punto de de empezar.

Antes de darnos cuenta, estábamos hambrientos y decidimos satisfacer nuestro apetito en uno de los muchos restaurantes que hay en el parque. Los precios eran muy justos en comparación con otros parques temáticos y acuáticos y allí se puede encontrar lo más habitual; hamburguesas, pollo y pizza.

Después de comer, nos relajamos junto a la piscina de olas y una vez que sentimos que podíamos movernos de nuevo, nos deslizamos por los toboganes antes de que llegara la hora de irse. Recogimos nuestras maletas y nos dirigimos al autobús que nos esperaba en la puerta de salida. Sólo 20 minutos después llegamos al centro de Barcelona. ¡Un final perfecto para un gran día!

 

¿Has estado en Isla Fantasía? ¿Lo has encontrado tan apasionante como yo? Deja tu comentario para hacernos saber cómo te fue en el parque acuático de Barcelona.