Cuando visites Barcelona no emprendas tu viaje con la idea de que la ciudad es una ciudad típica de España. Cataluña se distingue del resto del país. Averiguamos porque esta diferenciación es tan importante para los catalanes.
Si visitas Barcelona seguramente pasearás por las Ramblas o te relajarás en las playas de la Barceloneta y tendrás la sensación de que todo lo que te rodea es español. El ambiente es relajado, la sangría en los chiringuitos, los músicos callejeros tocan flamenco y la paella está en todos los menús.
Pero la realidad es más compleja. Las calles de Barcelona se llenan de millones de visitantes cada año, este destino de renombre internacional alberga una cultura, lengua y paisajes realmente únicos.
¿Sutilmente español o totalmente catalán?
Las tiendas de recuerdos seguirán vendiendo abanicos y cerámica, pero no tendrás que alejarte demasiado de las trampas turísticas para darte cuenta de que Barcelona no tiene mucho que ver con el resto de España. De hecho, se puede decir que si evitas usar el adjetivo “español” durante tu estancia, harás mejores migas con la gente local – todo lo que da fama a Barcelona, desde el futbol hasta su arquitectura cuenta con firmes raíces catalanas. Recientemente se han prohibido las corridas de toros en Cataluña. Y para muchos este es tan sólo otro paso más para distanciarse de la cultura española y no se trata tanto de si el toro sufre al morir de esta manera.
“El seny” y “la rauxa”
Estos dos términos significan “sentido común” y “arrebato”, y describen muy bien ambos lados del carácter catalán.
Por un lado aquí se trabaja duro con diligencia y sentido común – lo que marca un contraste claro con la mentalidad del “mañana” que se vive en otras partes de España. Por el otro lado la insuperable reputación como ciudad cultural y de festivales y la manera de conducir de la gente local, son claros signos de “la rauxa”.
Cuando hablamos del alma del emprendedor catalán también hacemos una clara distinción, una cuarta parte de las exportaciones españolas salen de Cataluña lo que lanza su PIB per cápita a cifras más comparables a las de Alemania que a las del sur de Europa. Esta riqueza ha ido provocando un escarnio – un famoso chiste español cuenta que dos catalanes inventaron el alambre estirando una peseta.
Dolorosos recuerdos
Aunque no te interese mucho la compleja historia cultural de la Península Ibérica, vale la pena tener en cuenta las complicadas diferencias regionales que existen en la España moderna. Cataluña goza de un estatus de “comunidad autónoma” y en la vida pública domina el nacionalismo catalán.
Y es fácil reconocer las razones. Desde la Edad Media hasta el siglo pasado, Cataluña ha luchado para mantener su identidad individual durante la opresión. En especial durante la Guerra Civil se vivieron trágicas historias – los barceloneses fueron los primeros civiles que sufrieron los ataques aéreos.
Durante los oscuros días de la era de Franco se vivió la ejecución de Lluís Companys, el presidente del radical gobierno catalán en los años 30 y de miles de otros que no encajaban en el brutal régimen. Sin embargo con el final de la dictadura en España a finales de los años 70 y la transferencia de poderes a la Generalitat de Catalunya (el gobierno catalán que ya existía) comenzó un nuevo periodo de prosperidad y confianza cultural.
Cataluña – el país detrás de Barcelona
La importante geografía esconde la acelerada Barcelona obsesionada con los negocios del resto de Cataluña. Por un lado las montañas de Collserola acorralan la ciudad tierra adentro y el mar Mediterráneo la delimita por el otro lado.
Pero Cataluña ofrece mucho más que su capital y los complejos costeros, cuenta con las montañas del Pirineo cubiertas de bosques, apartados valles y excelentes viñedos. La histórica ciudad de Girona y la maravilla espectacular del Montserrat (la “montaña dentada de Cataluña) son lugares esenciales que debes visitar si quieres ver la otra cara de esta nación.
Tradiciones catalanas y el idioma
Los delicados pasos de la Sardana, el baile tradicional catalán, pueden parecer aburridos si se comparan con los movimientos típicos del flamenco, pero la burla del resto de España no impide que los orgullosos catalanes junten sus manos cuando celebran ocasiones especiales. Una tradición que requiere más fuerza muscular es la de los “castellers”, las torres humanas que son el plato fuerte de muchos festivales catalanes.
Pero lo que más refuerza la identidad catalana es su idioma. El régimen de Franco hizo muchos intentos por abolir el idioma catalán con tradiciones literarias desde la Edad Media. Hoy en día alrededor de seis millones de personas hablan catalán gracias a la política de “normalización lingüística” y la decisión de nombrar el catalán lengua oficial. Si visitas Barcelona te encontrarás el idioma por toda la ciudad.