Hay un elemento gastronómico en Barcelona que los más pequeños esperan con muchas ganas el día de Pascua: la mona. La mona de Pascua es un alimento de la repostería española que para los cristianos simboliza el fin de la Cuaresma y de sus abstinencias y, concretamente en Cataluña, es uno de los pasteles más típicos, ya que la tradición de los huevos de Pascua y la mona se mantiene muy viva y en constante evolución.
Cuenta la tradición que para Pascua el padrino regalaba a su ahijado un roscón o una torta sencilla. La mona más tradicional tenía forma redondeada y estaba hecha de brioche y coronada con tantos huevos duros como años tenía el niño.
Aunque está documentado que el chocolate estaba presente en las monas desde el siglo XVII, la mona de chocolate es relativamente reciente y es que hasta bien entrado el siglo XX se mantuvo la tradición de los huevos duros, a veces con la cáscara pintada.
Con el tiempo estos huevos pintados se convirtieron en huevos de chocolate que en parte se han mantenido y en parte han derivado hasta transformarse en estructuras que representan casas, balones de fútbol y los personajes de dibujos animados más populares entre los pequeños.
La decoración se completa con anises plateados, ornamentos de azúcar caramelizado, pollitos de fieltro y plumas de oca teñidas de colores vivos.
Hoy en día podemos ver una gran diversidad de monas hechas en Barcelona, que adoptan formas muy diversas y están bastante sujetas a las modas comerciales. Los adornos de chocolate son cada vez más importantes y en los días previos en las vitrinas de las pastelerías podemos ver auténticas filigranas arquitectónicas de chocolate.
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