Hace un par de días tuve la oportunidad de disfrutar de la experiencia de Cook & Taste Barcelona y llevarme un buen sabor de boca a casa.Todo comienza bajo el inmenso arco metálico de la Boqueria, donde Bego, la chef que se disponía a enseñarnos a cocinar, nos da una breve explicación de la historia de los mercados en España y su arraigo en la sociedad actual.
Minutos después me encontraba con el grupo inmerso en los corredores de la Boqueria disfrutando de las diversas formas, colores y olores. Mientras comprábamos algunos ingredientes necesarios, también escuchábamos a Bego hablar sobre los condimentos, las frutas, los precios y la calidad. Y poco a poco nos fuimos familiarizando con cada uno de los pasillos y los puestos, aprendiendo sobre el jamón ibérico, los vinos, el pescado, los mariscos, las carnes y mucho más.
De regreso a la cocina comenzaron las labores. Al principio fueron solo un par de voluntarios los que accedieron a involucrarse en el proceso, pero no pasaron más de diez minutos para que todos los miembros del grupo estuvieran enfundados en un mandil de cocina, seleccionando ingredientes, picando verduras, moliendo semillas o friendo algunas patatas.
El objetivo inicial era cocinar cuatro platillos. Cada uno de ellos comenzaba a coger forma rápidamente y era posible ver miradas de orgullo o de curiosidad cada vez que había un avance significativo, ya que todos participaban activamente. Al cabo de un rato se nos dio agua y vino y pudimos degustar algunas aceitunas que habíamos comprado en el mercado, mientras que la detallada explicación de cada uno de los ingredientes y platillos y formas de preparación continuaba.
Dos horas más tarde, fue el momento decisivo, el momento que pondría a prueba todo lo aprendido durante la sesión: el primer bocado, comenzamos a comer la muy suculenta sopa de tomate acompañada de una pasta hecha a base de nueces, almendras y hierbas junto con un toque de “aleoli” y queso de cabra ahumado.
Fue todo un éxito, la sopa estaba exquisita y todas las personas del grupo la apreciaron tanto como yo. Continuamos comiendo la muy tradicional tortilla española acompañada de pan con tomate y aunque nunca he sido un fanático del huevo, debo admitir que disfruté bastante este platillo.
El plato fuerte fue la paella, definitivamente fue el platillo que desató más expectación durante su preparación y después de probarlo supe porque, estaba realmente delicioso y es que Bego heredó de su padre todos los secretos valencianos para cocinar un arroz correctamente.
Para terminar comimos el postre que es el orgullo de toda Cataluña: la crema catalana y aunque mi fascinación no fue la misma que otras personas ya que yo la había probado anteriormente, disfruté de su sabor y de las historias sobre su origen.
Esta actividad es otra forma de ver y entender la cultura en Barcelona y realmente vale la pena ser guiado por una chef catalana para descubrir todos los secretos de esta cocina rica en sabores e historia.
Luis